Foto de boda de Álvaro Anguix y María Dolores Alfaro Blasco. 1974
Con esta entrada se pretende conducir al lector por un
camino donde reflexione acerca de la vida cotidiana en un acto tan común como
el matrimonio. Esta reflexión irá orientada hacia una rama política y unida en
un tiempo histórico concreto. Para unificar estas ideas se expone una historia
ocurrida en 1974 en el pueblo albaceteño de Villamalea, así como una fotografía
donde se muestra el primer matrimonio civil ocurrido en el pueblo.
El matrimonio civil es un fenómeno típico local de claro
matiz político por parte de los contrayentes. El primer matrimonio civil –sin
que haya simultáneamente el religioso- tuvo lugar en 1974, siendo el primero en
toda el área rural de la región y representando una ruptura con la situación
existente.
Respecto a los contrayentes (Álvaro Anguix y María Dolores Alfaro Blasco), ambos son vecinos de la
localidad, a los cuales se les puso todo tipo de problemas administrativos, presión a la
familia, trabas burocráticos como que el juzgado local se niegue a realizar los trámite, etc. después de
superar estos problemas consiguen casarse.
El escrito al presidente de la Audiencia Territorial ilustra
las tensiones entre los integristas locales, la derecha política y los
elementos de la oposición:
“Los abajo firmantes, Álvaro Anguix y María Dolores, unidos en
matrimonio civil efectuado en el juzgado de Paz de esta villa (Villamalea) el
día 20.4.74. y sus invitados queremos expresar ante esa autoridad competente la
siguiente:
-
Que dicho
día 20, […] se tenía que celebrar nuestro enlace matrimonial […].
-
Que no se
pudo realizar sino 40 minutos después, porque dicho juzgado […] se negó a
efectuar el acto.
-
Que
destacamos la posición del representante del juzgado comarcal de Casas Ibáñez
que fue quien finalmente tuvo que unirnos en matrimonio, a pesar de estar
enfermo.
-
Que no
dejó pasar nada más que a los testigos y se le prohibió terminantemente a
nuestros padres y familiares observar un acto tan trascendental como este.
La historia no acabó ahí, ya que el juzgado se negó a darles
el libro de familia, hecho denunciado ante el juzgado de Albacete. Tras ser el
contrayente denunciado, fue enviado a la Guardia Civil y tras horas en el
cuartel, le fue entregado el libro de familia.
Desde el Juzgado se provoca continuamente al contrario y
denuncian desacato a la autoridad. Pero la oposición tiene cuidado de no
salirse de la norma vigente. Es un tira y
afloja entre ambos sectores, una manifestación de las tensiones que
subyacen en la localidad. La derecha es torpe, utiliza la fuerza sin habilidad.
La oposición acostumbrada a bailar en la
cuerda floja se mueve con ingenio, consiguiendo gran apoyo en la población.
En cuanto a la postura de la Iglesia, y de aquí el título de
la entrada, es llamativa. Álvaro Anguix cuenta que “Todo fueron facilidades, ninguna pega. Nos ayudaron sin reservas ni
malas caras. El mismo cura decía en las homilías que no se fuese hipócrita y
que el que no sintiera el sacramento que no se casase por la Iglesia”. El
mismo consejo pastoral mantenía una postura abierta y apoyaba a los
contrayentes. El párroco tenía una clara conciencia de las motivaciones: “Los que se casan por lo civil no lo hacían
como postura anti-Iglesia, tenían todo nuestro apoyo. La boda civil era una
postura política y no religiosa”.
Y es que los matrimonios civiles que siguieron realizándose
respondían a motivaciones estrictamente políticas.
[1]
Escrito enviado al
Excmo. Sr. Presidente de la Audiencia Territorial el 29.4.74. archivo de Álvaro
Anguix.
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